SAFO DE LESBOS
620-568 a.C
«La tierra no cubre a Safo más que las cenizas, los huesos y su nombre, su discreto canto disfruta de la inmortalidad.» Así nos la recuerda una poeta de la antigua Grecia.
Safo, nacida en la Isla de Lesbos, fue la lírica más grande de la Antigüedad. Platón la celebró como la décima musa. Su estilo influyó en muchos poetas de su tiempo y también en otros posteriores como Aristóteles, Horacio, Catulo, Ovidio, Petrarca, Byron o Leopardi.
En su isla natal creó la Casa de las Musas. Una escuela dedicada a la educación de jóvenes vírgenes que las instruía en varias artes como la poesía, la danza y la música. Además, a diferencia de otras instituciones para mujeres, aquí celebraban el placer del amor en lugar de la procreación como fin último del matrimonio.
Safo buscaba la perfección en la simplicidad.
Sus poemas iban más allá de la palabra, ya que tenía un gran conocimiento de la música y la danza, por lo que pudo crear ritmos y metros nuevos, como la oda sáfica. Esto daba a sus poemas un sello muy personal, impregnándolos de un sentimiento lleno de intensidad que los hacía especialmente bellos y únicos.
«Inmortal Afrodita, la de polícromo trono, / hija de Zeus, urdidora de engaños, te lo ruego, / no me oprimas con penas ni con fatigas, / Señora, el ánimo. (…) “¿Quién es, oh Safo, la que te agravia?/ Que si te huye, no tardará en seguirte; (…) si no te ama, no tardará en amarte / mal que le pese.» Oda a Afrodita
🌹 Sus versos eran un canto de amor a mujeres y a hombres, lo que hizo que muchos detractores se refirieran a ella de forma despectiva. De su nombre surge el «amor sáfico» y de su lugar de nacimiento, Lesbos, el término «lesbianismo».
La Iglesia consideró sus poemas inmorales y pecaminosos, por lo que mandó quemar todos los manuscritos existentes. De sus nueve libros de poesía tan solo se conservan unos 650 versos, de los que destacan su oda A Afrodita, el canto Al amado y diversos poemas dedicados a sus alumnas.
Safo fue, ante todo, la poeta de los sentimientos
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