La Zarabanda: el baile lascivo del Siglo de Oro
La Zarabanda o sarabanda, es una danza lenta que tiene su origen en el Renacimiento y que se hizo muy popular en el Barroco. En sus inicios, este baile tenía un carácter popular y consistía en bailar de forma circular con giros y movimientos sensuales. Además de los instrumentos, también se acompañaban con cantos, cuyas letras eran de lo más picantes.
Los moralistas de la época lo consideraron un baile obsceno e impuro, llegando las más feroces críticas desde las altas esferas eclesiásticas. Por ello, el Supremo Consejo de Castilla se vio obligado a prohibir esta danza a finales del siglo XVI, bajo duras penas para aquellos que la bailasen o cantasen. El propio Padre Mariana (jesuita, teólogo e historiador español durante el Siglo de Oro) la describía como «un baile y cantar tan lascivo en las palabras, tan feo en los meneos que basta para pegar fuego aun a las personas más honradas». Además criticaba que en España dicho baile «se representa, no solo en secreto, sino en público, con extrema deshonestidad, con meneos y palabras a propósito, los actos más torpes y sucios que pasan y se hacen en los burdeles, representando abrazos y besos y todo lo demás con boca y brazos, lomos y con todo el cuerpo».
Por su parte, el canónigo de la Catedral de Toledo, Pedro Sánchez, se preguntaba: «¿Qué cordura puede haber en la mujer que, en estos ejercicios diabólicos, venta de la composición y mesura que debe a su honestidad, descubriendo con estos saltos los pechos y los pasteles, y las cosas que la naturaleza o el arte ordenó que anduviesen cubiertas? ¿Qué diré del halconear con los ojos, del revólver las cervices y andar coleando los cabellos y dar vueltas a la redonda y hacer visajes, como acaece en la zarabanda y otras danzas, sino que todos estos son testimonios de locura y no están en su seso los danzantes?» (Historia moral y filosófica, 1590)
Ahora bien, no fue la música lo que causó tales críticas. Fueron los textos poéticos y los gestos que los acompañaban los causantes del rechazo de los moralistas. Como ejemplo el texto de un poema cuyo estribillo es «¿Cómo te pones, amores? / ¡Ay, vida!, ¿cómo te pones?», que explica las distintas posturas que adopta una mujer con su enamorado, como la postura de la rana:
Póngome como rana
nel cantico de la cama
y cuando me viene la gana
lo hago con mis amores.
Póngome a la jineta
encima de su bragueta
y dígole: ¡meta, meta
el zumo de sus piñones!
¿Os imagináis las posturas de los bailarines con este canto?
A pesar de la prohibición, la zarabanda siguió danzando incluso entre algunos miembros de la Corte.
La zarabanda se difundió por toda Europa. En Italia mantuvo su carácter popular y con una forma compositiva más instrumental; En Francia se desvincula de sus raíces populares, elevándola a la danza cortesana: se convierte en música culta, siendo uno de los movimientos imprescindibles de las suites barrocas, además de incluirse en piezas para solista y en los ballets cortesanos. En España quedó reemplazada por la chacona, también considerada lujuriosa por las autoridades de la época, aunque con el tiempo se fue suavizando.
Se han compuesto hermosas zarabandas en melodías para escuchar o para bailar, desde Monteverdi, Corelli, Bach o Händel; pasando por la época romántica, en la que la zarabanda cayó en desuso; hasta su resurgimiento a finales del siglo XIX por compositores como Debussy, Satie y Britten, entre otros.
Zarabanda de Händel que Stanley Kubrick utilizó en la banda sonora de su célebre película Barry Lyndon.
Zarabanda de Gaspar Sanz.Compositor, guitarrista y organista del Barroco español.