Jane Avril con farola y cabaret los cuatro gatos de Montmartre y la Chanson. París. Loco Mundo Arte y Bohemia.
Bohemia París, Jane Avril bailando y Torre Eiffel al fondo. Loco Mundo Arte y Bohemia.
Cha-U-Kao gigante con Molin Rouge y bailarinas de cancan en blanco y negro. París, Montmartre. Loco Mundo Arte y Bohemia.

PROSTITUTAS, BAILARINAS Y CANTANTES

LAS MUSAS DE MONTMARTRE

Los cabarés, las tabernas y los burdeles de Montmartre constituyeron la fuente de inspiración para muchos artistas vividores de esas noches de la Belle Époque en París, símbolo del placer y la vida bohemia. Pintores como Toulose LautrecEdgar Degas, Théophile Alexandre Steinlen, Jacques Villon, Louis Legrand o Jules Cheret, retrataron la realidad cotidiana de su entorno y también la vida íntima de esas mujeres que no llegaron nunca a salir ni de su anonimato ni de su penuria. Gracias a ellos conocemos su rostro y su cuerpo, sin embargo apenas sabemos nada de sus historias personales. 

Esa vida nocturna giraba en torno a los cabarés más famosos de Montmartre: el Moulin de la Galette, el cabaret Le Lapin Agile, Le Chat Noir y, más tarde, el Moulin Rouge entre muchos. En ellos, las estrellas fueron las mujeres que trabajaban como bailarinas, cantantes, camareras… y a veces también como prostitutas.

¿Y qué hubiera sido de Montmartre sin esas Musas que con sus bailes, con sus cuerpos, con su descaro, con sus vidas han agitado (y agitan) tantas mentes, han hecho (y nos hacen) vibrar de energía? Ellas han ahuyentado a la muerte y ensalzado la vida con la impaciencia, la fogosidad, el entusiasmo que han sabido imprimir a sus vidas.  

Quizá fueron la miseria, la enfermedad, las normas axfisiantes, la injusticia… las que insuflaron de energía a estas mujeres, haciéndolas triunfar en un mundo que en su mayor parte les era hostil. El deseo de sobrevivir y olvidar todos los temores de la pobreza hizo de ellas las reinas del escenario, las reinas de Montmartre.

«Il faut toujours un coup de folie pour bâtir un destin» – «Siempre hace falta un golpe de locura para desafiar un destino» (Marguerite Yourcenar)

TOULOUSE LAUTREC Y SU SERIE "ELLES" (1896)

Toulouse Lautrec. Mujer poniéndose las medias
Mujer poniéndose las medias
Toulouse Lautrec. Prostituta en la cama.
Prostituta en la cama
Toulouse Lautrec. Inspección médica
Inspección médica
Mujer mirándose en el espejo. Serie Elles. Toulouse Lautrec
Mujer mirándose en el espejo
Prostitutas hablando. Serie Elles. Toulouse Lautrec
Prostitutas hablando
Sola. Serie Elles. Toulouse Lautrec. 1986
Sola
Burdel Rues des Moulins. Serie Elles. Toulouse Lautrec
Burdel Rues de Moulins

El gran narrador de esa vida nocturna fue, sin lugar a dudas, Toulouse Lautrec. Gracias a su pintura quedaron inmortalizadas las historias de algunas de estas mujeres que él convirtió en estrellas. Su propia marginación lo llevó a sentirse identificado con ellas hasta el punto de vivir durante una temporada en el burdel de la rue des Moulins

Y serán ellas las protagonistas de Elles, una serie de once litografías en las que muestra la vida cotidiana del prostíbulo: las pinta conversando, limpiando el baño, peinándose, descansando…

Calificado como «el pintor de las prostitutas» o «el pintor enano», su mirada fue la de un admirador del mundo femenino.

Fue en ese mundo nocturno en el que se refugió, donde Lautrec tuvo a sus grandes amigas, las que serían sus musas, y a las que dedicó la gran mayoría de sus cuadros y carteles.

Sabías que... París, la nueva Gomorra

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, la sífilis fue la causa del fallecimiento de muchos artistas: Charles Baudelaire, Jules de Goncourt, Guy de Maupassant, Georges Seurat, Henri Toulouse-Lautrec, Paul Gaugin… Esta enfermedad infecciosa se daba en mayor número en entornos urbanos, por lo que los escritores de la época se referían a París como “la nueva Gomorra” o “París impur”.

Por todo lo anterior, se vinculó la imagen de la prostituta a la idea de femme fatale: era la muerte encarnada, el origen de todos los males. Y aunque estas mujeres eran víctimas de estas enfermedades infecciosas, se las marginó: las leyes elaboradas para controlar y aislar la prostitución protegían a la población masculina y al mismo tiempo coartaban la libertad y la vida diaria de las mujeres, ya que se las veía como potenciales sospechosas de convertirse en prostitutas si fallaba su precaria economía.

LOUISE WEBE "LA GOULUE"

Louise Webe "La Goulue"

Louise Webe fue la “Reina de Montmartre”. La bailarina de cancan más famosa del Moulin Rouge. Con solo alzar una pierna despojaba a los clientes de su sombrero, y vaciaba de un trago sus copas (de ahí el apodo de “La Goulue”: la glotona). Extrovertida, dicharachera, alegre… hacía las delicias de aquellos que abarrotaban el local para verla. Nadie dominaba el cancan como ella.

La Goulue y Valentin Le Désossé

Retratada sola o bailando con Valentin Le Désossé (Valentín “sin huesos” por su forma de bailar), Toulouse-Lautrec la inmortalizó con su pincel.

La barraca de "La Goulue" con los paneles de Toulouse Lautrec

Panel de la Barraca de la Goulue pintada por Toulouse Lautrec. "Bailando en el Moulin Rouge"
"Bailando en el Moulin Rouge". Panel izquierdo
La barraca en la Feria del Trono de La Goulue. Bailarina de Montmartre y del Moulin Rouge. Musa de Toulouse Lautrec
Barraca de "La Goulue" en la Feria del Trono. París, 1895
Panel de la Barraca de la Goulue pintada por Toulouse Lautrec.. "La danza morisca"
"La Danza morisca". Panel derecho

Aunque su historia es triste, sobre todo al final de su vida, fue una mujer libre para su tiempo. Triunfó en el Moulin Rouge y arriesgó, en aras de esa libertad conquistada con tanto esfuerzo, todo lo que tenía para abrir su propio negocio: una barraca en la Feria del Trono, para la que le pidió a su amigo, Toulouse Lautrec, que pintara dos grandes paneles para decorarla. Pero no funcionó, y no podía volver atrás: otra mítica bailarina, Jane Avril, la había reemplazado.

Cartel de "La Goulue" en el Molin Rouge. Toulouse Lautrec

La Goulue rodeada de bailarinas. Moulin Rouge. París
La Goulue rodeada de bailarinas. Moulin Rouge. París

Poco a poco dilapidó su fortuna, y sumida en la depresión y el alcoholismo, desapareció de la escena pública. Vendedora de flores, luchadora en ferias, domadora de fieras en un circo. Un año antes de morir en 1929, volvió a Montmartre para vender cigarrillos y cacahuetes en una esquina cercana del Moulin Rouge.

En su lecho de muerte preguntó al sacerdote del hospital: “¿Padre, cree que el buen Dios me perdonará?… es que yo soy “La Goulue.

Está enterrada en el escenario que la vio triunfar: en el cementerio de Montmartre, el lugar donde una vez reinó.

JANE AVRIL "L'ETRANGE"

Jean Avril "L'Etrange"

Seductora, sofisticada, excéntrica. A Jane Avril se la conocía como L’Etrange (La Rara), Jane La Folle (Jane la Loca) o La Mélinite (un material explosivo), y los que la veían bailar quedaban cautivados por sus contorsiones frenéticas. Toda esa combinación la hacían arrolladora.

Su nombre verdadero era Jeanne Beaudon. Nació en París en 1868, hija ilegítima de un marqués y de una costurera. Los castigos de su madre hicieron que sufriera serios ataques de ansiedad, por lo que acabó ingresada en un hospital para enfermos mentales. Allí le diagnosticaron el llamado Mal de San Vito y fue precisamente allí, durante el transcurso de un baile para los empleados del hospital, donde su forma de bailar llamó poderosamente la atención. Desde entonces, no paró de bailar.

Jean Avril por Toulouse Lautrec
Jean Avril bailando. Toulouse Lautrec

En 1895 el Moulin Rouge le ofreció una gran suma de dinero por sustituir a Louise Weber, La Goulue, que era entonces la bailarina más famosa de París.

El inglés Arthur Simons, dijo de ella que tenía «la belleza de un ángel caído»

«Bailaba ante el espejo que había en el foso de la orquesta porque estaba loca por su cuerpo. Era tan increíblemente delgada y flexible que podía doblarse hacia atrás -como Salomé cuando bailaba ante Herodes y Herodías- hasta barrer el suelo con los hombros.»

Fue la más libre, la más alegre, la más irresistible de todas cuantas pasaron por el Moulin Rouge.

Jean Avril bailando por Toulouse Lautrec. 1892
Jean Avril bailado. Toulouse Lautrec, 1892

Su estilo acrobático y convulso se hizo popular en Le Divan Japonais y acabó triunfando en el Moulin Rouge.

Jean Avril por Toulouse Lautrec
Jean Avril. Toulouse Lautrec

A la edad de 42 años se casó con el artista Maurice Biais, que la dejó en la ruina. Murió en un hogar para ancianos en 1943 a la edad de 75 años. Y fue enterrada en el famoso cementerio de Pere Lachaise en París.

YVETTE GUILBERT LA "DISEUSE"

Yvette Guilbert

Emma Laure Esther Guilbert, conocida como Yvette Guilbert, fue el símbolo de la Belle Époque y embajadora de la canción francesa. Con su particular estilo, revolucionó el modo de componer e interpretar la chanson

Nació en París en 1867 y en su adolescencia trabajó en unos grandes almacenes hasta que consiguió hacer realidad su verdadera pasión: la interpretación. Al cumplir 18 años inició sus estudios de arte dramático y comenzó su carrera como cantante de operetas en diferentes cafés y teatros.

Yvette Guilbert. Toulouse Lautrec, 1893
Yvette Guilbert. Toulouse Lautrec

El momento clave de su carrera llegó en 1893,cuando firmó un contrato con el mítico Moulin Rouge. A partir de ese momento se convirtió en la gran estrella del Moulin Rouge y de cabarés como Les Ambassadeurs o El Diván Japonés, entre otros. En esas fechas es cuando Touluose Lautrec la inmortaliza dedicándole dos álbumes de litografías, convirtiéndola en un icono de la bohemia.

Combinaba su voz y su silueta para provocar al espectador con las atrevidas canciones que interpretaba.

Es el caso de Les petits vernis (“Los pequeños suertudos”), con texto de Jacques Redesperger y música de la misma Guilbert. Una sátira protagonizada por los pequeños burgueses, esos pequeños suertudos, y sus vicios:

«Les gusta soltar la pasta por mujeres muy caras / ¿Caras? ¿Me oyes bien? Ya nos entendemos, ¿no?».

Yvette Guilbert por Theophile Alexander Steinlen 1894
Yvette Guilbert. Theophile Alexander Steilen
Yvette Guilbert. Toulouse Lautrec, 1895
Yvette Guilbert. Toulouse Lautrec

Tanto Toulose Lautrec como Theophile Alexander Steilen le dedicaron varias litografías. Y aunque una vez le dijo a Lautrec «Por el amor de Dios, ¡no me dibuje tan horrorosamente fea!», en el fondo estaba encantada con los retratos tan exagerados que le dedicó. 

Su estilo se hizo inconfundible, prestando especial atención a la puesta en escena de su personaje: sola en el escenario, desafiante y altiva con su traje de satén de escote pronunciado, sin joyas y con sus inseparables largos guantes negros que acentuaban los movimientos gráciles de sus brazos.

Póster de Yvette Guilbert por Henri Dumot
Henri Dumont. Yvett Guilbert para Les Ambassadeurs

Cantante, actriz y compositora, era sobre todo una gran “diseuse” (“recitadora”): basaba su actuación vocal en la pronunciación de las palabras, jugando con su significado, alterándolo con fines teatrales.

Hacia 1906 comenzó a hacer giras por todo el mundo y a participar en el cine en películas de directores tan prestigiosos como F. W. Murnau. En años posteriores abrió una escuela de canto en Bruselas y publicó algunos libros donde hablaba de su vida artística.

Se mantuvo activa hasta su muerte en 1944. Fue enterrada, al igual que Jane Avril, en el famoso cementerio de Pere Lachaise en París.

JEANNE BOURGEOIS "MISTINGETT"

Mistinguett

Extravagante, alegre, tenaz, decidida. Jeanne Bourgeois, conocida como Mistinguett, no era la más guapa ni tenía la mejor voz ni siquiera su baile era el más destacado… y sin embargo fue la reina del espectáculo, la más popular y durante más tiempo. Y es que tenía chispa y sobre todo unas piernas que quitaban el hipo, hasta el punto de asegurarlas en 1919 por la formidable cifra de 500.000 francos.

Su espectáculo combinaba su extraña voz con esas largas piernas que con descaro mostraba con una falda tan corta que…. ¡Ay! la canción daba igual. Como ella misma decía: «Es en las piernas donde hay que tener voz!»

Mistinguett. Bohemia de París.
Mistinguett. G. K. Benda

Pasó de vender flores a la entrada del Casino de París a debutar en su escenario, en 1895: había nacido Mistingett, la estrella que acabaría convertida en la mujer más importante del mundo del espectáculo.

Su primer gran éxito fue la canción Mon Homme, que grabó en disco en 1920 y que se convirtió en un clásico para muchos cantantes. En España Sara Montiel la popularizó con el título Es mi hombre.

Después vinieron más: Ça c’est Paris (“Esto es París”) que se convirtió en el himno de los parisinos;  Il m’a vue nue (“Me vio desnuda”); Tout ça c’est pour vous, grabado en 1928, un tango “afrancesado” que fue uno de sus grandes éxitos en el Moulin Rouge.

Póster Mistinguett para el Moulin Rouge. Por Charles Gesmar
Mistinguett. Charles Germas
Mistinguett- art deco, por Charles Gesmar
Mistinguett Art deco. Charles Germas

«Es solo una cuestión de magnetismo. Yo digo “Venid” y ellos se sienten atraídos hacia mí.»

El modo tan sugerente que tenía de interpretar canciones subidas de tono cautivó a todo París.

Mistinguett y Maurice Chevalier. Bailarines París Belle Époque
Mistinguett y Maurice Chevalier

En 1910 actuó por primera vez en el Folies Bergère con Maurice Chevalier, que además de ser su partenaire fue también durante mucho tiempo su amante.

Vedette, cantante y actriz, actuó en los cabarets más famosos del momento como el Folies Bergère, el Moulin Rouge y Eldorado.

Mistinguett en la Ópera de París, 1931

Inquieta, segura de sí misma, inteligente, sensual, ¡Artista!, su gran vocación. 

«El dinero no da la felicidad, pero aplaca los nervios.»

LA REINA POMARÉ - EUGENIE BUFFET - CELESTE MOGADOR - MAY BELFORT - CHA-U-KAO

La Reine Pomaré. Élise Sergent. La reina de la polka. Bailarina de El Bal Mabille. Bohemia en Montmartre

La Reina Pomaré, Élise Sergent

Apodada La Reina Pomaré por su parecido, decían, a la reina de Tahití, esta famosa bailarina y cortesana de los últimos años de la Monarquía de Julio fue durante años la bailarina favorita del Bal Mabille. A pesar de la tuberculosis que padecía, tenía predilección por los bailes enérgicos como la polka, un baile que requería mucha energía física. “Ella aporta a todos sus movimientos un sabor salvaje que justifica el nombre que le dimos” (Théophile Gautier). Murió en 1845, a la edad de veintiún años. Y fue Celeste Mogador, su sustituta en el Mabille, quien le pagó la lápida y mandó grabar un último adiós. Fueron grandes amigas.

May Belfort. por Toulouse Lautrec, 1895

May Belfort

En este cartel de Toulouse Lautrec, vemos a May ataviada con su típica túnica roja, sosteniendo un gato negro en sus manos, animal que la acompañaba siempre incluso en las actuaciones. Vestida así parecía una niña, y con su voz suave interpretaba canciones infantiles con letras de doble sentido.

Eugenie Buffet. Bailarina Mouline Rouge

Eugenie Buffet

En sus famosas actuaciones combinó sus propias experiencias (de familia muy pobre, llegó a pasar una corta temporada en prisión) con las investigaciones que realizaba para sus personajes, emulando vestimentas, comportamientos, etc. En sus representaciones llevaba un delantal andrajoso y una bufanda roja, prendas comunes en las prostitutas del momento. Por ello se le reconoce como la primera intérprete de la chanson réaliste (cancíon realista). Se convirtió en una celebridad nacional y actuó en los cafés-conciertos más famosos como Les Ambassadeurs, pero también cantó en las calles de los barrios más pobres de París, e incluso en las minas de carbón, con el fin de recaudar dinero para los pobres y las personas sin hogar.

Celeste Mogador. Condesa de Chabrillan. Bailarina en el Bal Mabille. Bohemia de Montmartre

Celeste Mogador

Bailarina, cortesana y finalmente condesa de Chabrillan, Celeste Vérnard sustituyó a la Reina Pomaré cuando los efectos de la tuberculosis se hicieron visibles. Y fue su compañero de baile, Brididi, el que buscó quien lo hiciera. En una sola noche Celeste se convirtió en la reina de la polka. Su modo de bailar era tan provocador que, en el abarrotado salón del Bal Mabille, los hombres se amontonaban a su alrededor para pedirle un baile. Ante esto, Brididi exclamó: “Sería más fácil defender Mogador que a mi nueva pareja.” (En alusión a la fortaleza marroquí: Mogador, de ahí su apodo). En 1850 ideó una nueva danza basada en la polka y el vals: "la Quadrille", un baile descarado en el que cuatro bailarinas bailaban de dos en dos.

La payasa Cha-U-Kao. Por Toulouse Lautrec. 1895

La payasa Cha-U-Kao

El nombre de esta famosa bailarina-payaso viene de "Chahut-Chaos", ruido y caos, denominación de la danza que bailaba en el Moulin Rouge y que la hizo famosa. Antes de trabajar como payasa parisina o "clownesse", era gimnasta lo que la llevó a conectar con la tradición del circo. Una mujer valiente que se atrevió a elegir una profesión clásicamente masculina, la de payaso, además de declararse abiertamente lesbiana.

Sabías que... La excitación del veo-veo

En los salones públicos de baile, las mujeres competían entre sí para ver quién levantaba más las piernas y enseñaba más de lo que había debajo de las faldas en el frenesí del cancan. La excitación residía en ser capaz de ver todo lo que se podía bajo las faldas de las bailarinas, quienes no siempre llevaban algo puesto debajo. El entusiasmo y fogosidad de los espectadores iba in crescendo al compás de la música y las patadas de las bailarinas. La Goulue se hizo famosa como la ganadora indiscutible del cancan.

Este no es un punto y final. Tal y como propongo en la entrada «Las Mujeres y la Bohemia. Las grandes olvidadas« (Ver), en posteriores publicaciones se irán sumando más nombres a ese universo femenino que formó parte de la bohemia parisina. Esto solo es el comienzo.

Fuentes:

Catálogo de la exposición: Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre. Obra social «la Caixa»

Maxim Huerta y María Herreros. París sera toujours París

Susan Griffin. Las Cortesanas

Wikipedia

 
 

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